martes, mayo 22, 2012

4 años luz

Nunca pude escribir los 22 de mayo, será que la congoja me aprieta los dedos, o que las lagrimas hacen que resbale todo lo que mi mano toque, o tan solo saber que aun no hemos podido atravesar ese pasaje que nos lleva a liberar de a poco lo que nos duele en verdad. Tal vez, estas lineas sean el comienzo para poder escapar de la angustia que nunca me va a dejar, y podre llegar de a poco a acostumbrar a esa herida que nunca sanará, y pensaré entonces en los sonidos que no quiero callar, y las canciones que quisiste cantar, y los juegos que cumplimos y las cervezas que bebimos, y los brazos que entrelazamos, y las alegrías que me dejaste, y los recuerdos que me regalaste, y los versos que desentonamos. Y quizá, después de 7 lineas me di cuenta que un
 22 pude escribir, pero que no alcanzan letras para expresar cuanto falta a 4 años luz desde que no estas.

Santiago Abregu


sábado, mayo 05, 2012

A cuerda

Te regalo un reloj de recuerdos para que entiendas los errores que cometiste en el pasado, para que veas que segundos son los que no tenes que repetir, que minutos son los que no quiero volver y que horas son las que quiero recordar. Te lo regalo entero, en su envoltorio original, como si nunca hubiera sido usado, como si no tuvieras ni que acomodarlo. Es a cuerda, es viejo, medio lento, pero sirve. Sirve para que me entiendas, para que te acostumbres a mis broncas, a mis temores, a mis locuras, a mis pesadillas y virtudes. Sirve para encontrarme cuando me queres buscar, para que me halles si en una de esas me quise escapar, sirve para que no me reclames, ni me recrimines, para que no me persigas con preguntas necias, para que no revolotees en mi inconciente con premisas falsas. Sirve para demostrar que en el tiempo que vivo con vos solo me importa estar, vencer, ganar, y aclarar, que el pasado lo pisamos juntos y que los errores solo quedan marcados en el tiempo, a travez de ese reloj de recuerdo que te doy para que entiendas que los errores que cometiste en el pasado... ya no son.


Santiago Abregú.