jueves, enero 17, 2013

Encallar

No nacimos para creer en los ojos con los que supiste mirar, nada crece en los silencios del recoveco que viniste a empantanar. Somos una mirada perdida en los bordes del más allá, giras tus pupilas solo para hacerme hablar, y logras en cada lágrima que yo pueda recordar.

Mantenes atados los brazos en las sillas que ponen tu mente en frío, y haces de vos no más que un cuenta gotas de cuentos inventados que sólo se diluyen en la ilusión de que todo sigue adelante. Y vez, lejos, estirando un poco el tiempo, a alguien que aparente ser lo que vos buscas, e insultas en tu mente a la vejez por no dejarte madurar. Caes entonces en la tentación de mandar todo a otro lugar, de correr los cuerpos de la vida ya mutilados y encadenar hechos y secuencias que no pudiste acomodar. Entonces entendes que pasaron tantas horas desde que nos supimos amar y desde lejos en otra vereda pensas, que no hay nada en el mundo que llene con tranquilidad esa ilusión a punto de encallar.

Santiago Abregú