Mirando el mar, lejos, al amanecer. Los versos que rondan los caminos que nos llevan al atardecer. La arena nos habla, nos miente... nos ama.
Ni hablar de las olas, medio secas de tantas horas, medio vivas de tan vivaces días. El sol despuntando nubes para poder apaciguar el calor que nos viene abuscar, la ropa arremangada sobre la cama, el ventilador espiando los espejos y mirando de reojo. Y dentro de nuestra habitación, los dos somos mas que el sol.
Santiago Abregu
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