lunes, enero 15, 2007

Crónica de un viaje. PARTE I. "Dark side of the tren"

Capítulo I

"Piiip.... Piiiiip... Piiiiiiiip" Suena el divino celular-despertador a las 8:30 a. m. La mañana amenaza aterradora con los 14 grados apuntados en la parte inferior de la pantalla del televisor ubicado en el cuarto. La brisa congelada que entra por los huequitos de la ventana hacen creer que de repente se acabó el caluroso verano que estamos viviendo. Los pasos de la familia que suenan en la parte exterior de mí territorio. Las voces aún me intentan despertar siendo ya las 8:40, parecieran olvidar que uno se acostó a las 5 de la mañana la noche anterior.
Rogando que las sabanas de la cama sean parte de mi cuerpo logro incorporarme.
A las apuradas me visto evitando caer en los brazos de los 14° 5 que hacían ya a las 9 de la mañana. Un desayuno rápido que se basó en un trago de Coca y una melba me prepararon para armar el bolso. El pequeño viaje de un día iba a comenzar.

Pasadas las primeras horas del crepúsculo suena el celular anunciando la primera caída. "Estoy afiebrada, perdonen no puedo ir". Acto siguiente me deslizo por el cuarto de mi hermana rogando que ya este despierta para partir directo a nuestro primer destino, La Casa de Robby.
Ingreso golpeando y me encuentro con el segundo muro. Al igual que la anterior persona, mi hermana no podría asistir al "asado" organizado en Merlo.

Ya sólo y con todo organizado la temperatura empezó a subir, a las 10 ya se ubicaba en un poco más de 15 grados. Mi equipaje estaba compuesto por una mochila que tenía un traje de baño y una remera entre otras cosas, una bolsa con chizitos, papas y maníes, y, un bolso cargado con 7 botellas de cerveza. Al momento de partir me doy cuenta de una cosa... COMO PORQUERÍA HAGO PARA LLEVAR TODO ESTO YO SOLO!!! Sin dudarlo tuve que admitir la opción menos deseada... tomar el taxi. Sí, un taxi maldito que aumento y que ahora me sale un huevo de la cara.



"Subí las chicas están en el segundo, ya partimos". Últimos arreglos en la casa de robby y partimos no más.
Ni bien pisamos la vereda vemos una maratón de judíos con ojos lagrimeantes escoltando un hermoso auto-sarcófago donde calculo yo habría un ser querido por ellos. Atravesamos la multitudinaria ceremonia con el respeto merecido y seguimos caminando. A esta altura la temperatura al sol rondaba seguramente los 19 grados y a la sombra los 16. a todo esto ya eran las 10:45.



Cada vez que vuelvo a caminar por once me pregunto si realmente esa zona puede seguir ensuciándose más. Restos de todo tipo de comida son los obstáculos q tenemos que esquivar. Jodido es hacerlo cuando uno durmió poco.


Ya en la mitad-nueva estación de trenes de Once nos dictamos a sacar los pasajes directos a Merlo, Provincia de BUenos Aires y cuna de la casa de nuestro querido amigo George.
Dos colas de casi 30 personas nos sorprenden a estas horas de la mañana y más en un domingo. Luego de una pequeña charla decidimos tomar el tren que más tarde salía para conseguir asiento.

Parados en el andén, el frío de vuelta nos ataco. El viento soplaba del este con fuerza y hacía incomoda la espera.
La oruga que se desliza sobre rieles se ve llegar. Con ese color blanco más sucio que el "Blanco ala" y con esos sonidos de "nose si todo anda bien pero bueno, es el único tren que me deja".

Ubicados casi estratégicamente en los asientos del tren me dispongo a ubicar los auriculares en mi oreja y dejarme llevar porla música. El cargamento iba dividido entre las pocas personas que viajamos. Las ventanas dejaban ver poco al exterior por ahora. El sol había recalentado el vagón y el frío se iba apaciguando.
Apenas el transporte público comienza a girar sus ruedas, concuerdo con mi novia y un amigo para escuchar los 3 el mismo cd a la misma vez. Obviamente todos empezamos en momentos distintos. El cd elegido para la ocasión ha sido "Dark side of the moon".

Increíblemente el primer tema comienza a sonar fuerte ( para quien lo escucho sabe a lo que me refiero ) justo en el momento en que el tren deja sus aposentos subterráneos. Para mayor sorpresa dicha canción finaliza en el instante exacto en que el tren frena en la primer estación.

Mis ojos preguntaban a mis compañeros si les estaba sucediendo lo mismo y sus ojos respondían afirmativamente.

¿Era posible que haya tanta coincidencia entre el cd y la vida de un viaje a Merlo?



Capítulo II

El mate empieza a pasar por mis manos y su sabor amargo me humedece la boca. "On the run" suena a todo volumen en mis oídos desde el momento exacto en que el tren salió de aquella primera parada. El sol me iluminaba la cara y me quemaba los labios. El viento que entraba por la ventanilla del hombre que se sentaba en el lugar de atrás me estremecía hasta los pelos del... cuello.
Los solos de la guitarra coincidían con lo que se veía por la ventana. Ese paisaje tan atractivo de ropa interior colgando de un tender armado a mano en el fondo de una casa que vale 2 pesos por vivir pegada a las vías del tren. Las rejas y las pintadas políticas características del viaje no llamaban mi atención.

Ingresando en la 4ta o 5ta estación el tema cambia exactamente en el momento en que se habilita el ingreso de pasajeros al vagón. Las campanas suenan a todo volumen en mi cabeza y me aturden los oídos.
El mate tambalea al momento en que el MI de la primera guitarra suena en el oído y coincide con la partida hacia la parada siguiente.
Como cual figurita repetida el paisaje es el mismo. Las mismas pintadas solo que con otro color.
Las coincidencias aumentan más aún el atractivo del viaje. Mis compinches viven lo mismo que yo, se les ve en los ojos. La ventana mostraba lo que mi cerebro traducía de la música. El paisaje y las personas hablaban de las letras de cada tema. Cada estación cambiaba en el momento exacto en que la pieza mostrba alguna variación.

El grito de las negras se hizo escuchar en el momento exacto cuando tren salía de otra parada. El tren conseguía máxima velocidad en el instante en que la corista lanzó su mejor grito orgásmico en la canción. A medida que bajamos la velocidad la canción decae y nos anuncia la llegada de un nuevo andén.

Como cual película filmada, como cual libro escrito, como cual "Dark side of the moon" coincide con "El mago de oz" mi viaje coincidía con lo que ya para ese momento era mi imaginación en su esplendor. La incomodidad no se hacía sentir.

Los temas pasaron uno a uno y a medida que se acercaba el final del disco veía que mi viaje llegaba a su fín.


Dos paradas antes ingresamos en la última canción. Empiezo a acomodar el bolso para poder llevarlo y pasamos la anteúltima estación. ¿Era posible que el fín del cd termine junto con mí viaje?

Continuara...


Santiago Abregú

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