Capitulo III
El corazón paro de latir en el momento exacto en que se abrió la puerta del tren para que baje. La última canción había coincidido exsactamente con la llegada a Merlo.
Mi mente comenzó a caer en la realidad luego de jactarse de tal acontecimiento. Al parecer no era el unico que habría logrado tal sincronización. Con un par de segundos de diferencia el cd de mis acompañantes tuvo la misma suerte. Quiza solo el hecho de que mi reproductor de Mp3 tuviera 2 segndos entre canción y canción me ayudo a realizar tal experiencia.
La gente se amontonaba en las puertas a la salida del vagón. El olor a chatarra podrida salía de todas partes. El panchero ofrecía su prótipo de sanguche de salchich del cual de casualidad no salía un gusano. Medio perdido y medio centrado comence a buscar a nuestro receptor-amigo Jorge. Segundo siguiente caigo que me había dicho que quiza llegaba un tuch tarde.
Pasamos los benditos boletos por la máquina. Con cierto entusiasmo abrazamos el camino de las escaleras que nos dirigian al túnel que conectaba con la parada de autobús donde debería encontrarse el "Cabezon". Sin ganas de hacer cola nos dirigimos a un costado de la parada. El calor no era sofocante pero el sol sí. Las bebidas en el interior del bolso gritaban pidiendo hielo. Y nosotros rogabamos llegar a la casa.
El colectivo rústico nos dirigía por caminos comerciales. Sentados y parados, doloridos y cansados, llegamos a destino. El cruel y tierno mediodía estaba casí encima. El olor a flores invadía aquella entrada y el interior de la casa era más fresco que el parque exterior.
Capitulo IV
Nadie entiende como entraron 40 hamburguesas en la panza de 7 personas... Nadie entiende como las chicas se animaban a tirarse al Sol a esa hora donde realmente es mejor ni aparecer. La pileta de 3 metros llamaba insaciablemente. Pero aún nadie se animaba a sambullirce. La pesadez creo que lo impedía.
Dos valdes llenos de "rolito" lograron enfríar a la cerveza. El sol nos obligaba a correr los objetos más a la sombra. El pequeño perro miraba con cara de "quiero las sobras" y las moscas ya pisaban los restos.
Dado el momento ya era inevitable. El agua nos gritaba que entremos, y así sucedio. Chapuson de por medio y a la pileta directo. Creo que hace mucho no tocaba un agua fría. La pileta estaba llena con agua de pozo. Como para que no me cageu de frío. Inevitablemente intente apurarme a nadar así se calentaba el cuerpo. Pero luego de varios minutos me di cuenta que era inevitable. El agua por más que alguien meara ahí seguiría fría.
El mediodía-tarde se fue haciendo tarde-noche. El mate empezo a dar vueltas y las papas fritas que sobraron acompañaban aparentando ser chocolates. De repente las últimas personas salieron de la pileta. En el momento en que me dirijo a hechar las toallas en el tender así se secaban me encuentro con una imagen realmente poco frecuente.
El tender se había convertido en una sala de parto de moscas. Si señores 5 moscas pariendo miles de huevitos que caian al pasto. Parecía una lluvia de pequeñas y garuosas gotas. Como cual pelotudo me quedo mirando el hecho.
Capítulo V.
"Quedemonos total entre volver ahora y desp de comer no hay mucha diferencia." Era momento de desición. NOs quedamos o nos vamos?. Ventajas de quedarse: diversión, tranquilidad, charla, amigos. Ventajas de irse: volvemos con luz en la ciudad, volvemos a los autos y colectivos, nos separamos hsta otro día.
Ni dudamos. Nos quedamos.
Entre "les luthiers" y play station la noche amaneció. Las risas se revolvían mirando los videos y el olorcito a comida salía de la cocina. El perro guardián ya caminaba suelto por el parque vigilando.
La cena basada en sobras del mediodía y milanesas exisitas no fue deborada. Si, NO FUE DEBORADA. Todavía exisitía la panza llena del mediodía. La charla en la mesa paso desde politica, hasta huevadas.
Por lástima ya era hora de partir. Y viendo la hora surgían los problemas. En que volvemos? Tren? Remise? para el tren es tarde y para el remise no hay plata.
Continuara.......
Saludos
Santiago abregú
1 comentario:
salud.
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