martes, julio 12, 2011

Esperar los cambios en un mar de dudas no es la especialidad que más me destaca, mucho menos esperar el cambio de sentimientos luego de una triste resaca. El alcohol del mediodía mezclado con el mal sabor de la noche hicieron de mi un fragmento de canción desafinado, un cuento mal contado, una patada en medio de un espanto. Es increíble que haya confiado en mis intuiciones un segundo antes de que me digas que no, que haya jurado un sí de tu parte sabiendo que el no me juzgaba como juez y parte. La conciliación de los sentimientos que tengo ahora retrasa aun más mi intercambio de pensamientos que no dejan de deambular por los pasillos de mi palacio de justicia. Podría retratar mil quinientos retratos de diferentes colores opacos demostrando el descontento que llevo con esta decisión de no ser yo por un rato, de dejarme llevar, de no aceptar tu no como respuesta y avivar en mi el fuego que desata en mi una furia inmensa. Los favores no se cobran, ni son colores que se asoman. Los sueños no se rompen en un segundo, ni la companía se deja de lado por disgustos. Quizá sea que ultimamente caminamos en caminos cercanos, hasta diferentes. Quizá sea que mi mente esta pateando las latas en el pasillo cerrado... o que de a poco este dolor se va acrecentando y en verdad, tus besos que parecen el centro que salva mis sueños, esta vez... los esta hundiendo.


Santiago Abregú.

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