Los caminos se hacen eternos cuando los olores preceden a los sueños, convidamos en la esquina algo de nuestra suerte mesquina. Intento correrte del cordón, en una de esas te das cuenta que te miro de lejos. Todo esta quieto en este instante, el sueño recorre las vías directo a tu inconciente, la frente va desde arriba mirando los pasillos con nostalgia. Recordas un poco de tu infancia, la inocencia te delata. Acaso no vale la pena volver a pensar en las cosas que decidimos dejar? Los libros de fotografía no hacen más que corroborar las decisiones que por las dudas alguna vez fueron elegidas.
Extraviamos desde adentro un sin fin de recuerdos que prefieren ocultarse, compramos un vale de sueños para alquilarlos más adelante. Dejamos espacio para que todo lo que viene no sea un desastre. Afinamos nuestra mirada, enfilamos nuestras manos hacia la punta de nuestra daga. Nos besamos firmemente, nos acariciamos eternamente, nos mostramos
....incandescentes.
Santiago Abregú
No hay comentarios:
Publicar un comentario