martes, noviembre 09, 2010

La espera.


A veces uno no sabe lo que espera, si es que lo espera. Agota mil segundos pensando en si realmente vale la pena esa espera, si la tensión dibujada en sus dedos es un sintoma necesario de semejante espera.
Que nos hace esperar algo que no necesitamos esperar; esos besos, esa ilusión, ese llamado, ese dibujo en el pizarrón, esa historia vacía, esa canción inmaculada, esa reacción inesperada, ese publico desatento, esa soledad tan llena de lágrimas...
Uno espera al mundo, espera a su mundo, espera la eterna felicidad que nos denote la simple tristeza. Un niño espera su chocolate, una niña su muñeca, una joven espera su principe azul, un joven su guitarra preciada. Una mujer espera que él se de cuenta, y un hombre, tan solo un hombre espera que las cosas que tanto quiere, de nuevo, no desaparezcan.

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