Claramente sos vos, nos damos cuenta por la perspectiva de tu huída. Otra vez volviendo sobre los pasos caminados, recorriendo ese río revuelto que parecía terminado. No basta que me pidas de vuelta perdón y piedad, que te entienda, que no tiene sentido ni lo que yo veo, ni lo que vos me das. Partiste desde siempre, nunca quisiste llegar, ahora volves a irte y preferis ni mirar atras. Pero te das cuenta que dejaste colgado un traje en el diván, unas medias rotas, unos ojos con lágrimas y un sol en plena humedad. Dejaste una ilusión, un par de sueños perdidos y un sobre de azucar marrón.
Claramente sos vos yendote otra vez, persiguiendo nuestros temores por miedo a enfrentarlos, corriendolos de atras, pidiendo que se vayan, y por eso te aseguras que se van, y con ellos te vas vos... bien lejos de nuestro camino, bien lejos de nuestro dios, lejos de todos, lejos yo... de vos.
Santiago Abregú
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