Sí, soy de los que prefieren contar cuentos antes que escuchar nuevos versos, lo halagos que caen sobre la repisa de mi cuarto se juntan con el polvo acumulado de los últimos meses en que no barro las polvaredas del cuarto que encierra mi mente. Son sólo pensamientos un poco incensatos, es la hora, la noche en vela, la luz rota, el sueño ampliandose y el sol apagandome. Es que, tal vez, nadie entiende en sí estos momentos en que uno esta bien y caído, donde el cansancio empuja a uno a ser un ser hervivo, latente, incapaz de conectar cuerpo y mente. Y por alguna razón siempre nos quedamos en la parte intangente, pensando en los pensamientos que a esta hora no queremos ni pensar. Acariciamos el pasado con una pluma para que nos haga reír, y a su vez morir de ternura. Pero revolver no hace mas que mezclar, y pareciera que bebimos tragos largos de un ron mal cuidado y sin curar. Puede que tan sólo sea un susto despegandose de su lecho nupcial. O puede que sea una sombra en el medio de este día soleado, o quiza un recuerdo mal aspectado, o tu signo y mi signo apagado... O puede que en verdad, sean las 12, este cansado y note segundo a segundo que pasa un rato sin verte y ya te extraño.
Santiago Abregú
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