Tu voz aferrada a los bordes de la cama, el cristal que vacio el espejo sólo nos muestra el reflejo de aquel viejo y ansiado beso. Las paredes se agrandan mientras tu cuarto se achica. No seremos más que el Sol jugando entre las viejas casas de la antigüa avenida.
Mejor, perdamos el paracaídas de esta caída. Seamos fugaces y fogosos, seamos nuevos y eternos, extraños y amados. Pasemos desaparecibidos en el juego de fabricar excesos. Destruyamos estos caminos de antaño. Robemos sorbos de risas en una esquina sin codicia. Seamos juntos las contra cara de una Mona lisa. QUe nadie sepa la verdad de un amor que se hizo trizas.
Pesquemos sabores por belgrano, jugemos a mirarnos sin tomarnos de la mano. Percibimos algo más que los juegos y los desganos, algo más que un par de enamorados. Seamos dos tontos riendo, acelerando el pulso del tiempo en este lunes tan trillado.
Santiago Abregú
1 comentario:
"Que nadie sepa la verdad de un amor que se hizo trizas. ".
impecable..
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