Me gustaría reaccionar

A veces quisiera apagar y poner en remojo mis pensamientos. MIrarlos desde afuera y analizar por que camino están yendo que parecen tan incorrectos. Corregir su trayectoria, amortiguar su desviación y activar de ellos esa parte espesa de humo que parece ser la culpable de esta pérdida de noción.
A veces me gustaría pegarle un buen golpe a mi autoestima fluctuante, darle de abajo hacia arriba un golpe que llegue hasta la mejilla. Desafiar los límites gravitatorios de este engranaje mal aceitado, simulando ser un poco deslocado y mucho más alocado. Agrietar un poco más mi cuerpo con heridas falsas, darle un empujón de ánimo al otro lado de la balanza. Hacer que se hundan esas proyecciones de la mente y volver todo natural y diferente.
Tambien adoraría poder modificar tus dolores, sanar tus conflictos y besar tus malditos colmillos. Amortiguar de a poco los gritos de tu fuerza, pedirle en voz baja que no golpee de vuelta mi cabeza. Hacerle entender a tus palabras que la dureza que consigo llevan en el silencio son más duras que las patadas que me da tu ternura.
Amaría entonces pasar desapercibido en tus broncas, y descubrirte otra vez en tu sonrisa y en tu dulzura. QUe me levantes del suelo pidiendo perdón, que me beses con locura diciendome amor; que no pares de mirarme hasta que tus ojos y los míos sean una mirada. Que me sigas amando como lo haces siempre, que me dejes dormirme en tu cuerpo una y otra noche; y que en todas escribamos nuestros derroches.

A veces me gustaría reaccionar en la soledad de extrañarte, y entender porque he de amarte todos los días un poco más; y esta angustia me daña segundo a segundo cuando de a poco te empiezo a extrañar y entiendo que poner en remojo mis pensamiento no hace más que calmar esta ansiedad que se agita cuando lejos de mis besos y mi cuerpo estas.



Santiago Abregú