Algo dice que nada vuelve luego de un viaje, que los viejos pasajes quedan enterrados en la arena de los prados que ya vencidos de Enero abandonamos. EL sol, viejo rostro de algún Dios que nos regalo su afán. Esos picos puntiagudos en forma de medanos que nos describen el amanecer casi romántico del cual no podemos despegarnos. La locura inquebrantable de los ojos lloroso causados por la sal que nos mantiene a flote la presión, la realidad vertida en el cajón, cerrada con cerradura, clavos y hasta dolor; el sueño petrificado de una amanecer permanente, los besos en la ducha y los juegos de una infancia medio brusca.
Algo dice que nada vuelve luego de un viaje, que vos y yo nos quedamos en el paraje, mirando las olas otra vez golpear contra la arena como si fuera una primera vez, y el verano en nuestro cuerpo marcado nos permite decir que mas allá de los medanos y los caracoles, el sueño de vivir lejos de donde nadie vive no es imposible, ni mucho menos predecible.
Santiago Abregú
1 comentario:
me re gusto, me dejo reflexiva
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