Empiezo a entender de a poco como funciona el tiempo. Como es que cada puesta del sol se convierte en el final de un nuevo día. Como cada mes, cada semana, cada día, nos marca el comienzo de otra era.
Cuando la vida golpea la puerta una y otra vez solo para demostrarte cuanto puede cambiar tu vida en un año, lo hace con el fín de entrenarte. Para que, de un segundo a otro, puedas entender que realmente todo cambia.
Basta mirar el pasado reflejado en las paredes de tu cuarto... Ya nada de eso queda, solo migas de pan recortadas del cajón de recuerdos que encerramos en nuestra memoria. Y abrir el baúl ya no es tan solo un hobbie por el cual mantenemos a nuestros recuerdos activos, es comprobar cuanto logra uno cambiar a lo largo de 12 meses. Como su vida se ve rodeada de otras personas, como su vida se ve transformada en otras personas.
Entender que todo cambió, que las vias marcan un rumbo que no esperabas, que el cielo se ve de otro color luego de un tiempo. Dar pasos agigantados sin ni siquiera pisar, volar por el pasado, solo para cerrar. Cerrar sueños y etapas para poder volver a saltar. Y caer en un nuevo mundo, en una nueva ciudad. Curar heridas que pensabamos que nunca iban a sanar. ABrir nuevos recuerdos con personas que nunca ibamos a imaginar...
El tiempo pasa volando, y el silencio le marca los pasos. Un año basto para que mi vida diera un giro de 360 grados. Un año basto para que perdiera y encontrara, para que odiara y amara, un año para conseguir entender. Que el tiempo es nuestro enemigo, pero tambien nuestro mejor amigo.
Santiago Abregú, A casi un año del cambio.
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