Creo que te debo algo que dejaste tirado en mi cama la mañana aquella que decidiste partir abandonando los besos debajo de mi almohada. Tal vez los encuentre tirados por el suelo, luego de tanto revuelco nocturo, luego de tantos brazos desarmados puede que se hayan caído sin querer hacernos daño. Por las dudas planeo levantar los muebles de la habitación, jugar a ser Jerlock Holmes e investigar donde estan las marcas de los besos que aún no logro allar.
Siento que quiza los dejaste apoyados en mi mesa de luz para que los vea al despertar, o arriba del cenicero para que con las cenizas del último cigarro los quiera fumar. Mejor ni pienso en barrerlos con la escoba, a ver si ensucio sus propiedades enternecedoras con la mugre que desechamos anoche mientras con el cuerpo limpiabamos el cuarto.
Se me perdieron entonces tus besos, no los encuentro, los tengo negados, desperdiciados, por ahí tirados. Puede que nunca los encuentre, o deba a esperar a que llegues para que con una sonrisa en la oreja me digas en silencio que te lo llevaste contigo para que cuando vuelvas tener dos besos más para poder darme antes de irnos a acostar.
Santiago Abregú
1 comentario:
aia, es muy tierno para ser jueves gris :(
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